La enseñanza del braille, punto por punto

 Francisco tiene 6 años y es ciego de nacimiento. Ahora está aprendiendo a leer, igual que cualquier otro compañero de su edad, aunque él lee con las manos. Utiliza el sistema de lectoescritura braille, que le empezaron a enseñar con tres años en la escuela infantil. Este es un método basado en 'cajetines' o signos generadores que contienen seis puntos de igual tamaño, en relieve, distribuidos en dos columnas y situados a la misma distancia entre sí. Los tres puntos de la izquierda tienen asignados los nú́meros 1, 2 y 3, y los de la derecha el 4, 5 y 6, y la presencia o ausencia de puntos determina de qué letra se trata. Hay hasta 64 combinaciones diferentes en total, incluyendo el cajetiín en blanco, que sirve para separar las palabras; mientras que para representar algunos signos (números, fórmulas químicas) se utilizan dos o más cajetines.

Este sistema permitirá a Francisco durante su vida, así como lo hace con otras personas de su misma condición, saber todo tipo de cosas, desde lo que pone en su cuento favorito hasta cuál es el resultado de una compleja operación matemática; pero también cómo se habla y escribe en otros idiomas o cómo se juega al ajedrez.

Durante la infancia, además, estos conocimientos se adquieren, principalmente, a través de juegos. Destaca, por ejemplo, el muñeco Braillín, lanzado en 2004 y que tiene seis botones 'apretables' en el pecho que simbolizan los seis puntos de un cajetín; o los LEGO Braille Bricks, una novedad de la juguetera danesa que aún está por llegar a España y que aprovecha los salientes de los típicos ladrillos de colores para representar el alfabeto braille.

Francisco estudia en un colegio ordinario, con otros compañeros que sí ven y, aunque sabe que es ciego, a veces le asaltan las dudas. «Se pregunta por qué unos escriben con tinta y lápiz y él lo hace con Perkins (máquina que permite la escritura en braille), pero creo que es algo normal en todos los niños ciegos», expresa Yoana, su madre.

Hace unos años, en España los niños con discapacidad visual se formaban en colegios de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), pero hoy en día cada vez se apuesta más por su inclusión en un ámbito educativo normalizado. Aun así, «en cuanto a inclusión se refiere, siempre hay espacio de mejora», considera Yoana. «Nadie elige ser ciego».

En la actualidad, el 99% de estos menores están escolarizados en centros académicos ordinarios. Allí cuentan con el apoyo de equipos específicos de las administraciones educativas y de especialistas de la ONCE. Ellos elaboran planes individualizados para cada alumno según sus necesidades y ritmo de aprendizaje.

Milagros Boubeta, maestra del Centro de Recursos Educativos de la ONCE de Madrid, destaca que en la enseñanza del braille a personas ciegas de nacimiento el aprendizaje empieza por los padres. «Para que el bebé se desarrolle correctamente y en el futuro se convierta en una persona conectada con el entorno y preparada para desenvolverse en la sociedad con total naturalidad, los progenitores son los primeros que deben realizar un ajuste emocional y aceptar la discapacidad de su hijo», expresa. La ONCE pone a su disposición especialistas de atención temprana que les guían en el proceso.



Referencia:

https://www.leonoticias.com/vivir/relaciones-humanas/ensenanza-braille-ciegos-20200516110154-ntrc.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

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